dos zorras con un hambre voraz de polla
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Su alegría se ve cuando sonríe. Parece que de alguna forma la luz ha llegado a su vida y ha descubierto algo que la ha liberado. A menudo vemos esa expresión en los viejos pero es cuando ya no tienen que trabajar más. Pero lo cierto es que esta madurita tiene un amante con la polla muy grande y por eso es que está muy feliz. Sabe que su coño arrugado y flácido por fin va a sentir placer y eso la pone de muy buen humor. Tanto como para empezar a hacerle una mamada para que luego la penetre con mucha fuerza porque más duro que le dé… ¡no le va a doler!